PsicoSanitaria

Construyendo la alianza terapéutica con los padres

Construyendo la alianza terapéutica con los padres

Lucía Toca Pérez, socia 118 de PsicoSanitaria

Photo by Sharon McCutcheon on Unsplash

Actualmente prácticamente nadie duda de la importancia de la alianza paciente-terapeuta en el proceso terapéutico. Pero, ¿qué ocurre cuando nuestro paciente es un niño o niña? En este caso, además de la alianza que vamos a construir con el menor, va a cobrar una especial relevancia el papel de los padres y el establecer una buena alianza con ellos. 

 

¿Qué es la alianza terapéutica?

La alianza terapéutica es el vínculo que se establece en terapia entre el paciente y el terapeuta, el punto de encuentro que se forma entre ambos. Sobre este vínculo se basan la confianza y el entendimiento, que van a ser fundamentales para el proceso terapéutico. Se trata de la fortaleza de la relación de colaboración entre el paciente y el terapeuta, incluyendo la confianza mutua, el respeto, el interés y el compromiso con las metas del proceso terapéutico y de los medios para lograr alcanzarlas (Horvath y Bedi, 2002).

La alianza terapéutica va a predecir el éxito de la terapia y podría explicar su fracaso (Corbella y Botella, 2003). La relación que mantenga el terapeuta con el paciente es la base sobre la que se construye lo demás (Vivas y Roig, 2017).

La terapia no puede ser concebida sin tener en cuenta la relación interpersonal que se establece entre el paciente y el terapeuta. La calidad del vínculo entre ambas partes es fundamental para el éxito del proceso terapéutico y es un aspecto determinante para la eficacia (Corbella y Botella, 2003).

Para Bordin (1979) hay tres elementos clave que componen la alianza terapéutica, que son:

  • El vínculo positivo.
  • El acuerdo entre los objetivos entre paciente y terapeuta.
  • El acuerdo en las tareas.

Cuando nuestro paciente es una niña o niño, la relación que como terapeutas mantengamos con los padres va a ser fundamental para que la intervención tenga éxito.

Trabajando con los padres

En muchas ocasiones cuando los padres traen a su hijo o hija a consulta creen que el terapeuta va a trabajar exclusivamente con el menor y que será en este trabajo donde pronto se resolverá aquello que les trae a consulta. Lo cierto es que esta idea preconcebida que traen algunos padres está muy lejos de la realidad y es importante que les quede claro desde un primer momento. En la terapia con el niño o niña se necesita realizar un tratamiento global, en el que se abarquen todas las dimensiones y las relaciones que influyen en la vida del niño. Debido a esto, el papel de los padres dentro de la terapia infantil va a ser una pieza clave.

Melanie Klein consideraba que los padres eran aliados en el proceso de la terapia con los niños y siempre trataba de establecer una relación de confianza con ellos, realizando una reunión inicial con ellos antes de comenzar la terapia con el niño niña (Esparza, 2018).

Para poder trabajar la alianza terapéutica con los padres es fundamental que al principio de la terapia creemos un espacio seguro, que permita que ellos se involucren en el proceso terapéutico de su hijo o hija de manera activa (Aznar, 2009). Es importante que como padres colaboren en la terapia y que vayan acompañando a su hijo/a en los cambios que este experimenta. Para ello, si es necesario, tenemos que indicarles o recordarles que ellos son una pieza clave del proceso y que es necesario que colaboren en el mismo.

Como terapeutas tenemos que tratar de conectar con los padres para que ellos mismos puedan comprometerse con el proceso terapéutico. Si de inicio conseguimos esto, cuando más adelante pueda surgir algún imprevisto o alguna dificultad, esta unión que hemos establecido desde las primeras sesiones permitirá que esta situación sea más fácil de resolver. Esta conexión va a permitir que los padres confíen en nosotros como terapeutas y que puedan afrontar las dificultades que vayan surgiendo, a la vez que transmiten esta confianza a su hijo/a.

¿Por qué es importante la alianza terapéutica con los padres?

No hay ninguna duda de que la alianza terapeuta-paciente es un elemento fundamental en la terapia, pero… ¿qué ocurre con la alianza terapeuta-padres?, ¿por qué es importante?

Si conseguimos establecer una alianza terapeuta-padres es más probable que la familia continúe trayendo a terapia al niño o niña, a la vez que es más probable que participe de manera activa en el proceso (Diamond, Diamond y Liddle, 2000). No podemos olvidarnos de que siempre son los padres los que traen al niño a terapia, bien por iniciativa propia o guiados por el colegio, el pediatra, etc. Por tanto, son los padres los que se ocupan de traer al niño a la consulta y si no establecemos una buena alianza es posible que no vuelvan.

En este sentido, son muy relevantes las primeras sesiones que se establecen con los padres para poder establecer una buena relación con ellos, si esto no es así es posible que abandonen prematuramente el proceso (Vivas y Roig, 2017). Es por ello que la alianza terapéutica con los padres es esencial para el éxito de la intervención y especialmente al inicio de la misma.

Por otro lado, el éxito del proceso terapéutico y del ajuste al mismo va a depender en parte de la calidad de la alianza terapéutica que hemos conseguidos con los padres.

Asimismo, es relevante que los padres sean capaces de responder de manera adecuada mediante la empatía y el apoyo a las expresiones que muestra el niño tanto de dolor, de rabia como de tristeza. Para los padres va a ser más sencillo adoptar esta posición si han establecido una buena alianza con el terapeuta. Al sentirse apoyados y comprendidos por el terapeuta van a ser más capaces de incorporar nuevas formas de interaccionar con su hijo o hija (Diamond, Diamond y Liddle, 2000).

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Otro aspecto a tener muy en cuenta es que si tratamos de intervenir con el niño o niña sin contar con el apoyo de los padres vamos a estar dejando toda la responsabilidad del éxito o fracaso del proceso terapéutico en él o ella (Naidu y Behari, 2010). Esto es algo totalmente contraproducente y perjudicial para el propio niño o niña.

Si establecemos una buena relación con los padres aumentaremos su compromiso, su satisfacción y será más fácil que utilicen las estrategias y pautas que se les va proporcionando en la terapia.

¿Cómo podemos conseguir una buena alianza con los padres?

Para conseguir una óptima alianza terapéutica con los padres de nuestro paciente podemos apoyarnos en los siguientes factores:

En primer lugar un aspecto básico para tratar de establecer una buena alianza terapéutica con los padres es que comprendan que tanto el terapeuta como ellos van en la misma dirección, de manera que consigamos aunar fuerzas, experiencia y conocimientos. Asimismo, como terapeutas debemos de entender sus puntos de vista y aceptarlos sin juzgar.

Otro aspecto que puede facilitar una buena alianza terapéutica en un inicio es tratar de aceptar las posturas iniciales que traen los padres. A medida que se va desarrollando el proceso terapéutico quizá podamos cambiar o modificar algún aspecto, pero en un primer momento es importante que las aceptemos.

Debemos escuchar a los padres a través de la escucha activa. Para que ellos consigan mostrarse de forma abierta y confiar en nosotros como terapeuta de su hijo/a es importante que sepan que vamos a escucharles atentamente y que no les vamos a juzgar.

Otro aspecto a tener en cuenta es trasmitir interés cuando interactuemos con ellos, tanto si es de forma presencial como cuando se establezcan contactos telefónicos. Es importante que los padres perciban este interés y que vean en nosotros una disposición a ayudarles en todo momento.

Por otro lado, debemos mostrarnos empáticos. Tenemos que tratar de ponernos en su piel, de entender lo que están expresando o lo que están sintiendo. Para los padres va a ser muy importante que se sientan totalmente comprendidos por el terapeuta.

Otro aspecto fundamental es tratar de adaptarnos a cada familia. En ningún proceso terapéutico con un niño o niña vamos a encontrarnos con los mismos progenitores. Cada uno va a tener sus peculiaridades y es importante que las reconozcamos. De esta manera, ellos van a sentirse más comprendidos y más cómodos.

Algo que nunca debemos olvidar tanto con nuestro paciente como, en este caso, con sus padres es ser sinceros. Es importante que no provoquemos que se creen falsas ilusiones sobre el proceso terapéutico o sobre los avances que se van a conseguir. Tenemos que plantearles los aspectos que vayan surgiendo a su debido tiempo y de forma totalmente sincera. De lo contrario, nuestra alianza terapéutica estará totalmente en riesgo.

Otro elemento que puede ayudarnos a establecer una buena alianza terapéutica son las preguntas circulares o las preguntas reflexivas (Walter y Petr, 2006), puesto que suele ayudarles a ahondar un poco más allá en aquellos aspectos que se pretenden trabajar con su hijo o hija a la vez que les ayuda a explorar las posibilidades, los factores que están influyendo en la conducta del niño o niña, los desafíos a los que se enfrentan, etc.

Hay una serie de elementos que hemos visto que podemos tener en cuenta a la hora de poder establecer una buena alianza con los padres, pero es importante que no olvides tu estilo personal, mostrándote tal y como eres y adaptándote siempre al tipo de familia con el que te encuentres.

Sobre la autora

Soy Lucía Toca Pérez y soy psicóloga general sanitaria. 

Me gradué en la Universidad de Deusto y posteriormente realicé el máster en psicología general sanitaria en la Universidad Rey Juan Carlos. Me he formado también en atención temprana y en terapia sistémica.
Lo que más me apasiona de la psicología es el trabajo con los niños y adolescentes, y por tanto, con sus familias. Desde que empecé en el grado es algo que tenía bastante claro, que quería poder especializarme en estos aspectos. Actualmente trabajo con personas con enfermedad mental grave, ayudándolas y acompañándolas en su rehabilitación.

Puedes encontrarme en:

Para elaborar este post hemos consultado...

Aznar, M. (2009). Intervención con Padres en Clínica de Niños. Clínica y Salud, 20(3), 1130-5274.

Bordin, E.S. (1979). The generalizability of the psychoanalytic concept of the wor king alliance. Psychotherapy: Theory, research and practice, 16(3), 252-260.

Corbella, S., y Botella, L. (2003). La alianza terapéutica: historia, investigación y evaluación. Anales de psicología, 19(2), 205-211.

Diamond, G. M., Diamond, G. S., & Liddle, H. A. (2000). The therapist–parent alliance in family‐based therapy for adolescents. Journal of Clinical Psychology56(8), 1037-1050.

Esparza, E. M. (2018). Alternativas terapéuticas en niños y adolescentes. Universidad Nacional Autónoma de México.

Horvath, A. O., & Bedi, R. P. (2002). The alliance. In J. C. Norcross (Ed.), Psychotherapy relationships that work: Therapist contributions and responsiveness to patients (p. 37–69). Oxford University Press.

Naidu, T., y Behari, S. (2010). The parent-child-therapist Alliance: a case study using a strategic approach. Journal of child and adolescent mental health, 22(1), 41-50.

Vivas, M., y Roig, C. (2017). La alianza terapéutica en la terapia familiar sistémica. Eduvic.

Walter, U. M., Petr, C. (2006). Therapeutic Alliance with children and families. Review of the national literature. University of Kansas. School of Social Welfare.

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