PsicoSanitaria

Ansiedad o depresión: ¿Qué le ocurre a mi paciente?

Ansiedad o depresión: ¿Qué le ocurre a mi paciente?

María Martínez Latorre

Imagen de Anemone123 en Pixabay

Sabemos que hay gente que padece depresión. Conocemos, también, que hay personas que padecen ansiedad. Pero… ¿se puede padecer ambos trastornos a la vez? En este post, vamos a conocer las claves de esta sintomatología mixta. 

Ansiedad y depresión: la clave

En muchas ocasiones, me encuentro en consulta pacientes que refieren síntomas de ansiedad y depresión en un mismo momento. Pero, ¿esto es algo que suele pasar? ¿Se puede tener ansiedad y síntomas depresivos a la vez? La realidad es que sí.


Conocemos que la ansiedad es una reacción emocional que anticipa una amenaza futura y que incluye activación fisiológica, tensión muscular, nerviosismo y conductas de evitación, entre otros síntomas. Padecer un trastorno de ansiedad va más allá del miedo o de los nervios. Los síntomas en los trastornos de ansiedad, resultan excesivos y persisten más allá de un periodo de tiempo normal. Pueden incluir ataques de ansiedad o de pánico, caracterizados por síntomas físicos y cognitivos, como palpitaciones, sudoración, temblores, dificultad para respirar, dolor en el pecho, náuseas, mareo, miedo a perder el control o a “volverse loco”, e incluso, miedo a morir.


La depresión, en cambio, se caracteriza por un cuadro de síntomas entre los que se encuentran la tristeza durante gran parte del día, pérdida de capacidad para sentir placer (anhedonia), cambios en el apetito o en el sueño, agitación o retraso psicomotor, sentimientos de inutilidad, disminución de la capacidad de concentración y pérdida de energía.


Se trata de dos entidades diagnosticas bien diferenciadas, pero ¿qué sucede si tengo un paciente con sintomatología de ambos trastornos? En ese caso, es probable que estemos hablando de un trastorno mixto ansioso-depresivo. A continuación, veamos un ejemplo real que acudió a consulta psicológica.

Analizando un caso clínico

“Mujer de 47 años, acude a consulta afirmando que ha padecido ataques de ansiedad desde que tenía 18 años. Ha tomado medicación ansiolítica durante varios periodos de su vida, en función de si aparecían los síntomas o sentía mejoría clínica. Desde hace unos meses, los ataques de ansiedad han vuelto y le ocasionan un miedo terrible por no saber cuándo y dónde se van a producir. En varias ocasiones ha tenido que acudir a urgencias con taquicardia, dolor en el pecho, dificultad para respirar y sensación de irrealidad corporal. Le preocupa no controlar las situaciones cotidianas ya que, pasa la mayor parte del día nerviosa y llorando, incapaz de realizar las tareas normales de su día a día, como puede ser el hecho de poner una lavadora. Refiere diversas preocupaciones actuales que abarcan diferentes temáticas, desde la preocupación por el futuro de su hija, hasta la posibilidad de no poder curarse nunca. No se siente capaz de realizar su trabajo de forma adecuada (es propietaria de una tienda de ropa) y anticipa de forma ansiosa los sucesos futuros, presentando numerosos pensamientos de autocrítica y desesperanza. Afirma que lo único que le apetece es descansar en su casa, en compañía de su marido ya que, sin él, se siente indefensa e insegura. No le apetece realizar actividades que antes disfrutaba, pasear o salir a cenar con sus amigos y hace un par de meses que no puede leer, ya que comenta que ha perdido la capacidad de concentración y retención. Ha perdido varios kilos en los últimos meses y le asusta estar perdiendo también la memoria, ya que se le olvidan muchas cosas.”

Si analizamos este caso desde el Modelo Tripartito de Ansiedad-Depresión de Clarck y Watson (1981), se observa que existe sintomatología depresiva y ansiosa:

  • Síntomas depresivos: Están relacionados con un bajo afecto positivo. El afecto positivo representa la dimensión de emocionalidad placentera, que se manifiesta a través de la energía, la motivación, el deseo de relacionarnos con los demás y
    sentimientos de logro y confianza. En este caso, la paciente experimenta un bajo nivel de afecto positivo, del que surgen los síntomas de tristeza, pérdida de interés, anhedonia o sentimientos de inutilidad que expresa la paciente.
  • Síntomas de ansiedad: subordinados a una hiperactividad fisiológica que se observa en su sintomatología de nervios, hipervigilancia, anticipación ansiosa, tensión muscular y ataques de ansiedad. El análisis del caso, da como resultado, una mezcla de síntomas. 

Síntomas depresivos y síntomas de ansiedad, que se unen como dos caras de una misma moneda, en espacio y tiempo, dando lugar una sintomatología mixta.

  • Síntomas mixtos ansioso-depresivos: caracterizados por alto afecto negativo. El afecto negativo viene representado por el displacer y el malestar que, en este caso, se ve en los síntomas de agotamiento, inquietud, preocupación constante, bajo nivel de
    concentración o inseguridad.

Tal y como asegura la Organización Mundial de la Salud (OMS), el diagnóstico de un trastorno mixto de ansiedad y depresión se realiza en aquellos casos en los que los síntomas de ambos trastornos están presenten, sin que uno de ellos sea predominante y la sintomatología no sea lo suficientemente grave como para justificar el diagnóstico de sólo uno de ellos.

Imagen de Justin Martin en Pixabay

¿Cómo actuar en estos casos?

Los estudios epidemiológicos en Atención Primaria, datan la prevalencia de este trastorno entre 5% y un 15%, siendo la prevalencia en España de un 6,7%. 

Pero, ¿se puede superar el Trastorno Mixto Ansioso-Depresivo? Sí. Es necesario que el/la paciente acepte y entienda su problema, para que pueda implicarse activamente en él. En ocasiones, se requiere una pauta de medicación psiquiátrica, que ayude a la persona en su adhesión y su motivación al tratamiento psicológico, con el objetivo de adquirir los recursos y estrategias necesarias para gestionar la problemática y disminuir el malestar asociado.

En el caso del tratamiento psicológico, la terapia cognitivo-conductual ha resultado eficaz. Esta terapia, tiene como objetivo de trabajo la reconstrucción de actitudes, hábitos, conductas y pensamientos que resultan inadaptados y perjudiciales para el paciente. Los objetivos de trabajo para el trastorno mixto ansioso-depresivo son los siguientes:

Psicoeducación: es necesario que el/la paciente entienda lo que le ocurre, aprenda unas nociones básicas sobre los síntomas de ansiedad y el estado de ánimo depresivo e identifique las variables que pueden influir y mantener el problema.

– Disminución de la activación fisiológica: la persona con este trastorno debe adquirir herramientas que le ayuden a disminuir su activación fisiológica a través de técnicas de respiración y relajación. La respiración abdominal, la relajación muscular progresiva o la relajación autógena, son técnicas que han resultado muy efectivas en estos casos.

– Mejora del estado de ánimo: intenta que el/la paciente recupere el nivel de actividad retomando y participando en actividades que le resulten de agrado y aumenten su nivel de disfrute. En este caso, la activación conductual, se ha mostrado eficaz para conseguir este objetivo.

– Restructuración cognitiva: los y las pacientes suelen presentar creencias irracionales y pensamientos desadaptativos que perpetúan y cronifican el problema. En estos casos, la restructuración cognitiva puede ser una técnica muy poderosa y eficaz en este sentido.

Por tanto, basándonos tanto en la experiencia bibliográfica, como en la experiencia terapéutica, me parece imprescindible dar a conocer la existencia y prevalencia de este trastorno, en el que se solapan síntomas de ansiedad y síntomas depresivos, que generan un gran malestar emocional e impide un funcionamiento normalizado y adecuado en nuestra vida cotidiana.

Sobre la autora

Soy María Martínez, Psicóloga colegiada A-2419, Especializada en Terapia de Conducta y en Intervención Psicoeducativa.

Me licencié en Psicología en la Universidad del País Vasco en el año 2010 y cursé el Máster en Terapia de Conducta a través de la UNED en Madrid. Tras la realización de varios cursos y talleres sobre Psicología Educativa y, debido a las necesidades en mi trabajo, decidí ampliar mi formación y realizar un postgrado en Psicopedagogía Clínica.

En el año 2019 obtuve el título en Psicología General Sanitaria y en 2020 el Consejo General de la Psicología me otorgó la Acreditación Nacional de Psicóloga Experta en Psicología Educativa.

Podéis encontrarme en www.psicologiatarazona.com

 

Para elaborar este post hemos consultado...

Pinares Aquino, J. L. (2018). Trabajo académico de aplicación en el ámbito laboral caso clínico: Trastorno mixto ansioso depresivo. [Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa].

González Rodríguez, V. M.  (2003). Trastorno mixto ansioso-depresivo. En  Toquero, F. y Zarco, J. (Eds.), Guía de buena práctica clínica en depresión y ansiedad. IM&C. 

Tejada Peralta, B. A. (2012). Efectividad del tratamiento cognitivo conductual en la disminución de los síntomas de ansiedad y depresión de una muestra de pacientes con trastorno mixto ansioso depresivo [Doctoral dissertation, Universidad de Panamá. Vicerrectoría de Investigación y Postgrado].

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